sábado, 28 de mayo de 2011

IZQUIERDA & ELECCIONES

La izquierda que vendrá… ¿dónde está?, ¿vendrá?
(Líbelo escrito por la fracción ínfima, traidora, diletante, decadente y sin propuesta de La Poronguita. Las otras 20 fracciones disidentes no se hacen responsables de lo que aquí se afirma)
Muchos militantes de izquierda son luchadores muy valiosos, honestos, sacrificados y por sobre todo, serios. La izquierda tradicional partidaria ha dado su batalla en algunos conflictos muy puntuales. Pero ojo, visto en perspectiva, creo que seguimos en continuo viendo lo mismo que hace décadas, sostenido por las mismas prácticas… El pensamiento de izquierdas es hoy tan urgente como ayer. El problema es ver qué izquierda apostamos a construir…   
Resulta sorprendente este derrape que emerge como apoyo electoral a un Frente de Izquierda que, dicho sea de paso, ni siquiera agrupa a la mitad de las fuerzas de izquierda que hoy existen en argentina y que también se dicen de izquierda.
Pero el problema no es cuán representativo en términos numéricos es tal o cual Frente. El tema es que ninguno de estos pronunciamientos repara lo suficiente en que este Frente es un fenómeno que obedece a la ley del capricho y a la excepción de la carambola: un gobierno X lanza una legislación X que entre otras cuestiones pone en riesgo la "supervivencia" de los aparatos partidarios minoritarios, al menos en términos electorales. Y ante tal amenaza, la  izquierda reacciona como un paramecio, y tras de ella muchos de nosotros salimos a tapar el sol con las manos.
En ese contexto, claro, ¡clin caja!, se arma un Frente de dudosa honestidad política. ¡Vamos!, ¿¡qué ocurrió!? ¿De repente el PO y el PTS licuaron sus diferencias y concibieron un horizonte ecuménico donde sólo importa la emancipación humana en todos sus órdenes? ¿Jorge Altamira se hizo gay, ecologista y se autocriticó con que hace más de 40 años que está atornillado en el mismo lugar, reventando gente y en el mismo partido y por lo tanto decidió abrir el camino a la juventud?, ¿el Chipi Castillo aceptó que el obrero es uno más en el listado provisorio de los eventuales sujetos revolucionarios y que además de Trotsky también es válido leer a Vargas Llosa -quien además escribe cien veces mejor- e introdujo en sus cursos de formación la lectura de los poemas eróticos del Subcomandante Marcos…?  
Basta con hojear la prensa de izquierda de hace unos meses atrás para sopesar la miserabilidad de sus debates limitados al eterno pase de facturas entre partidos (PO vs PTS es todo un clásico y de los peores), la estrechez de sus discusiones, la mezquindad de sus horizontes programáticos… Y también, todos lo sabemos, basta charlar con cualquier militante orgánico para revelar de inmediato que la izquierda realmente existente sigue igual que hace décadas: dogmáticos, sectarios, soberbios, oportunistas, en una palabra: ciegos, paranoicos de que todos incurran en la alta traición (categoría a la que caerá, sin dudas, este líbelo)…centenares de pibes entran y salen de esas organizaciones con la cabeza quemada…
Qué paradójico que se debata tan profundamente sobre un esperable 1-3% del resultado de la izquierda en términos electorales…Es decir: los votos son eso: un número-momento en donde el sujeto está solo frente a su propia impotencia política. Es el momento de mayor clímax  de los encuestadores, la gran paja del marketing político, y qué paradójico que sea en elecciones (una instancia por excelencia en donde se comprueba que la libertad de elegir no existe), el momento donde reverdezcan estos enmohecidos debates.
¿Hace falta volver a indagar en qué son los partidos de izquierda hoy?
Creo que esta elemental coyuntura nos deja más desnudos de lo que pensábamos… Estamos volviendo atrás… al pedo. Hay una crisis mucho más profunda, que no es nueva, y que tiene que ver con las enormes dificultades para pensar una nueva izquierda, o si es algo realmente nuevo, como carajo sea que se llame.

domingo, 22 de mayo de 2011

El GRAN DT: Damián Tabarovsky, in memoriam

Damián Tabarovsky, EL GRAN DT. Aparición con vida YA!!!
 La denuncia
Esto está claro. Fue una sucia operación de distracción. Mataron a Sai Baba, luego a Sábato, y finalmente quieren tapar todo chamuyando con Osama Ben Laden. Detrás de esta nueva caza de brujas se esconde el operativo más mugriento desde el affaire Sokal: la eliminación virtual de la columna que Damián Tabarovsky poseía en Diario Perfil.
Sí-sí...,  nada es casual ni gratuito. La inexistencia del TEMA[1], el corrimiento de la argumentación narrativa, la perforación del lenguaje y la desorientación del buen lector-buen salvaje, tenía que ser tomada por lo que explícitamente decía ser: literatura de izquierda. El sistema todo lo detecta, y las subversiones europeizantes poszapatistas debían caer en la nueva guerra antisubversiva. El mundo es ahora más seguro porque no tenemos nuestra dosis de guerrilla literaria dominguera… ¿Fletaron a Tabarovsky?
“Quiero decir: cuando un escritor escribe una frase como la que escribí más arriba –“Me interesa en cambio, señalar algunos aspectos de la situación de la literatura en estos tiempos”- sabe que corre el riesgo de quedar pagando, el riesgo del ridículo, del envejecimiento prematuro; se coloca en una de esas situaciones en la que más tarde dirá, “¿quien me mandó a escribir esto?” (Damián Tabarovsky, Literatura de izquierda).

A 7 años de "Literatura de Izquierda": Una relectura apresurada.
Legados I
El legado teórico de Damián Tabarovsky bien puede sintetizarse en un gran axioma: estoy re apurado y escribo rapidito esto que me sale ahora. Publicálo así como está. Para releerlo está la gilada.
 Legados II
Releer Literatura de Izquierda es hoy una tarea impostergable. Todo escribidor debería internarse en ese debate, a menos que se derrita sobre sí o intente apostar al falso camuflaje que lo exponga a ser detectado por alguna editorial independiente para luego relamerse en el éxito miserable de la crítica favorable, del comentario forro, o de la petulancia gay-friendly. Ya todos se dan cuenta de ese jueguito. Perdió la inocencia.
Si hoy chocamos contra miles de escritorcillos que pululan de editorial en editorial o de blog en blog regodeándose en el boom de lo emancipado, pues bien, sabremos que eso ocurre porque allí no pasa en realidad nada, nada que a nadie joda. O sea, cada cual en su parcela se reparte flores a sí mismo, creyendo tres falacias en simultáneo:
1) que cualquier pedorrada sobre un papel o blog es literatura,
2) que el acto concientemente delictual de publicar lo convierte a uno en escritor, y
3) que éste estado de cosas antes descripto expresa la democratización de la escritura.
¡Y No señores! El culo está para cagar o ser Rompido. Los tiempos de la interpretación de las cosas poco han cambiado, y si con un buen split zafamos del calentamiento global, con viento acrítico en popa no saltearemos la espada de la invectiva descalzonada. Así que aquí estamos, a pura garompa alzada para manchar corazones de punta en blanco.

Legados III
El Demián Hése. Razones de una crítica
Decir hasta ayer Damián Tabarovsky (DT) reenviaba de inmediato al significante vacío “escritor de columnitas pedorro-domingueras en un pasquín igualmente pedorro-dominguero como Diario Perfil”. En lenguaje político el sintagma sería: “escritor que ni a enano burgués llega, pues ¿cuánto puede currar en ese medio al servicio de la Carrió?”. Y si proviniéramos de la Republica de la Letras cordobesas, apuntaríamos: “este culiao nos ignora como todos esos p(ut)orteños que entraron en celo con la muerte de Zelarayán”. O si se tratara de alguien docto que lo más mediocre que leyó fue el Ulises, sentenciaría: “¿Demián cuánto?”…
Pero no. El libro de DT es digno de una persecución política porque de su lectura puede uno saltar a otros charcos, concretamente al campo de la política y militancia de izquierdas. Campo en el cual no entraremos, pero decimos que, entrelíneas, leer a DT es como medir el tono de los cambios en el pensamiento político de izquierdas en argentina. Literatura e izquierdas bien puede ser pensamiento de izquierdas a secas.
Pero volvamos a DT: DT era un bofe al borde del suicidio social, pero provocaba a pesar de que no le den ni 5 (cinco) de bola. Su éxito, siempre relativo, barrado, irrepresentable, proviene no tanto de su acaudalada prosa sudaca-lacaniana, sino de lanzar en formato papel una gran cantidad de vacuidades discursivas muy de moda en Buenos Aires y su conurbano, al estilo de: ‘vuelvo al tema, si es que lo hay ’ ó ‘ esta es mi idea de política literaria: allí donde hay un canon, hay que cargar contra él, cualquiera sea el canon”…sí, vacuidades totales, porque no es que nada digan, ni que alumbren sinsentidos (“nonsense”), ni que provoquen la ira del mercado editorial o que generen una suerte de pueblada literaria. No. Al contrario: en casi todo su libro titulado “Literatura de Izquierda” (LT) pueden hallarse millonadas de estas frasecitas lanzadas a un aire narrativesco que, no es novedad, ni se moqueaba por ello. De allí que su éxito –relativo, al menos hasta su desaparición reciente- obedezca mejor a las reglas de la carambola criolla: DT es un apellido que en el contexto argentino suena a judío intelectual; sus fotos poseen una estética esnob aumentada por su cara de boludo; exhibe un trayecto de traductor de poetas franceses “de vanguardia” y parientes en New York; es un amancebado de editoriales buenas, y, entre tantísimas cosas que lo hacen el perfecto inepto para pronunciar la palabra izquierda, escribía, no sabemos por qué, en el diario Perfil.
No obstante todo lo anterior, es del tipo humanoide que cortejamos incondicionalmente porque descula –puede llegar a matar- por un libro usado o un inhallable, y si puede obtenerlo choreándolo, no lo duda y se lo chorea. Es un visitante patógeno de librerías por donde esté, y conoce, como nosotros, senderos secret donde conseguir ediciones de raros, actividad que es, en última instancia, la única razón de nuestras vidas. Sus relatos breves de esas vivencias lo ubican entre nuestros modelos a repetir, repetir, repetir. También lo estimamos porque ancla su libro en el significante izquierda, Ah!, y también porque polemiza; arte abandonada por el miedo posmoderno a la riña de gallos y al señalamiento de lo Realmente existente y cruel, como los cuentos de miedo o el capitalismo in-humano.
 Basta con esto, entonces, para irradiarnos simpatías. Sí, lo seguimos porque también sabe lanzar frases de guiño hacia nuestras posiciones políticas: leía el otro día de ojito, en el subte”…es decir, se lee donde se puede, todo el tiempo que se puede.  Entonces, se merece que lo atendamos.
Ya nadie es inocente de nada, salvo que volvamos a la edad de la teta
 Este libro que rememoramos, fruto de una hasta ahora desgraciada desaparición de la vida virtual, periodística fue publicado en España en octubre del 2010 y sabemos que andaba pololeando en Chile para también ser editado allí. Lo discutió Omarcito Acha en su blog La Tapera (que ya no funciona) y tuvo suerte de cuasi polémica en la Revista Ñ. O sea, esto era serio.
Yendo al grano. ¿Qué dice DT? Pues bien, sus provocaciones se avanlanchan  sobre el estado de la producción literaria argentina hacia fines de los ’90 e inicios del nuevo siglo, suponiendo que algo de política ocurre por ahí, en el formato que sea. ¿Muestras? Ahí van algunas, por supuesto, bien por arriba y salteando la potranca para enchufar directamente el tongo.
Sostiene DT:  
a)      El campo literario local está quebrado, partido por dos atractores: la academia y el mercado. Éstos, a su vez, funcionan como la marca cultural de los ‘80-‘90s que bajo la voluntad de escritorcillos, editoriales y académicos logran tener un mercado funcionando y una academia investigando. Uno y otro polo (academia y republique de létres) escriben a favor de la reproducción del orden, de su supervivencia y de sus convenciones, es decir, escriben en positivo. Forrean. De allí que cambio, ruptura y novedad parecen no existir en la narrativa local: “Es como si la crítica y la narrativa académica vinieran a decirnos: como sé que el cambio y la ruptura es, a esta altura del partido, sólo una tradición entre otras, entonces no busco su efecto de novedad porque sé que no existe y entonces me conformo con lo que hay”.
b)      En consecuencia, una cosa semejante que se llame literatura de izquierda debe sostener, según DT, la “sospecha de toda convención, incluidas las propias. No busca inaugurar un nuevo paradigma sino poner en cuestión la idea misma de paradigma, la idea misma de orden literario (…)”. La literatura de izquierda está “escrita por el escritor sin público, por el escritor que escribe para nadie, en nombre de nadie, sin otra red que el deseo loco de novedad. Esa literatura no se dirige al público: se dirige al lenguaje (…) apunta a la trama para narrar su descomposición, para poner el sentido en suspenso; apunta al lenguaje para perforarlo, para buscar ese afuera –el afuera del lenguaje- que  nunca llega (…) Si la literatura no se las ve con el lenguaje, entonces es cierto: no le cabe otro lugar que la academia o el mercado”.
c)      Las formulaciones teoréticas de DT se afianzan en nombres como Barthes, Deleuze y otrxs del palo: si la literatura no enfrenta al lenguaje, entonces es mera reproducción del poder… ese es el lugar en el que debe luchar la izquierda: un lugar que “no existe”.
d)     Por estas cuestiones y otras más DT señala la urgencia de una “comunidad inoperante” que sería aquella que “suspende la argumentación”, por oposición al relato dominante que resulta chato y previsible, es decir, el relato del orden. ¿Existe esa comunidad? Algo hubo y hay: DT mapea los años ’80 y allí ve los siguientes ejemplares: Aira, Libertella, Fogwill son los que promueven el contracanon (incluye también a Lamborghini, Copi, Sanchez, Viel Temperley, Perlongher, Chefjec, Guebel, Bizzio y tu hermana): en ellxs la literatura se desplaza hacia las condiciones de producción textual del mismo texto, bajo el mandato de la duda. Este canon permite remover la herencia de los ’60 y que DT señala, con justicia que acompañamos, en un “realismo ramplón y de bajo vuelo”, es decir, Cortázar, Castillo, Gelman, Rivera (costumbrismo, minimalismo) y De Bonafini.
Pero resulta que en vez de revolucionarse, lo que hizo la narrativa argentina reciente según DT es lo siguiente: el acto de saltar desde Puig, Lamborghini, Sánchez, Libertella, etcétera, posibilitó la emergencia de 3 tipos de jóvenes con sus respectivas poses:
1) los mediáticos (“no lean mis textos, lean nuestra actitud”),
2) los jóvenes serios (una vuelta al neoclasisismo, al cuento mecánico –iniciación/desarrollo/desenlace-, al compromiso social vacuo (a lo Giardinelli), la vuelta al recurso de la novela histórica (Rivera y por ay Saer). En definitiva: la obsesión por el cuidado de la coherencia interna de la narración como garantía de rigurosidad, que conspira contra los haces del contracanon: no hay allí paradojas, ni sinsentido, ni lugar para lo inacabado… Para el ataque, ya lo dijimos, DT se apoya en putos clásicos como Deleuze: el asunto verdadero de la literatura es vérselas con el lenguaje, perforarlo. La literatura no narra, ni crea personajes, ni tramas.
Ya a esta altura podemos oler qué es la literatura de izquierda para DT, y, confesamos, ahí le hacemos el aguante: “lo que define a la literatura de izquierdas es que sabe que puede fracasar”, simplemente porque arriesga. Asumir la precariedad, lo mal hecho. Sobre ese punto DT se pone lúcido y cita al sociólogo argentino afranchutado Gabriel Kessler, del que extrae una comparación con la caída social de los argentinos pos 2001 señalando el derrumbe como idea tópico que bien puede instalarse en la literatura de izquierda como proyecto a seguir. Claro que el ataque tabarovskiano se sirve de Kessler para disparar sobre el ya entrado siglo XXI, cuando las becas de conicet y la bonanza del gobierno revolucionario K irrumpieron en los bolsillos de los jóvenes literatos. Lo citamos in extenso pues acá emerge el gran DT, el que sociologiza con ironía su propia narrativa, el escritor de barricada que supo ser nunca, el que polemiza con lo que ciertamente cristalizó quizá luego de publicar este libro, junto a la explosión de talleres literarios y al boom de nuevos niños mimados de la periferia:
“Gran parte de la literatura argentina contemporánea no conoce el fracaso porque no conoce el riesgo. En última instancia, los mismos valores que deseó la sociedad, también los deseó la literatura argentina: el éxito, el ascenso, los buenos modales, la eficiencia, el efecto de corta duración, la posibilidad de que el lenguaje cumpla una función comunicativa. La literatura propuso una relación complaciente con el lenguaje, la primacía de la trama (como si hubiera temas mas interesantes que otros), la búsqueda de novelas bien escritas (lo mismo que buscan los alumnos cuando escriben monografías), una visión burocrática del cuento (introducción-desarrollo-conclusión), la literatura argentina se volvió literatura de la convertibilidad: una palabrea igual a un sentido”
    Lúcido, se ganó el aplauso. Podríamos agregar: esos jóvenes escapan al contacto social, a la mugre de la calle, al choque de cuerpos, a la mirada en la cara, al piquete, a la movilización y fumada de gases policiales, a la drogadicción, al olor a chivo con pony. Peor aún: escapan, desde que se inventó el blog, a la polémica grossa. Ya no hay rostros, voces, sonidos, imágenes: todo está impostado, todo es invisible. Todo puede falsearse, cambiarse de nick, de IP, son creativos para metamorfosearse en el seudónimo…son, son, son…

Testamento político. El Legado tabarovskiano en la era K
Pero el tiempo no pasa al pedo. También la literatura atravesada por el efecto blog va cambiando. ¿Qué tenemos hoy?: redes de bloggers, espionaje contrabloggers, puterío inter-bloggers. Que es lo mismo que decir, redes de escape de lo real. No me opongo al blog, no me interesa pensarlo, pues escribir sigue siendo en esencia lo mismo de siempre. Lo que jode y me hizo releer al desaparecido DT es la actitud del escritor de hoy, actitud perfectamente representada en la narrativa actual: si no es el blog, será la editorial independiente. Podemos cambiar de pre-texto si quieren. El tema es el acto. La práctica. Decantación de becarios, redistribución de talleres, eliminación del rito iniciático (leer, compartir, decir, discutir, rupturarse…). El que no discute y no se lee en el otro, ¿qué carajo escribe?
Dice el gran DT que la narrativa de los ’90 se puso reaccionaria, conservadora, sino ¿cómo entender el éxito del sorianismo?, el sorianismo es el éxito de las verdades de la narrativa:
“¿Cómo interpretar la ideología de los talleres literarios –verdaderos talleres de corte y confección- (…) y el repliegue de una parte de la narrativa y de la poesía hacia el refugio de la academia, como si hubiera encontrando su lugar en el mundo entre una cita de Pasolini, una de Walter Benjamin y otra de Perlongher?”.
Porque una cosa es leer a grandes y reales popes del tema, y otra muy distinta es no poner en cuestión nada, cuando en realidad se trata de obstaculizar las creencias. Por eso es acertado decir que la literatura de izquierdas no remite a escritores de izquierda, pues ellos son conservadores, reduccionistas, simplistas.
DT remite a Copi y dice:
“No es que la escritura sea imposible, sino que el objeto de la literatura de izquierda es la imposibilidad. Es la narración de ese imposible (…) Si hay algo que se opone a la literatura de izquierda es la argumentación. Puesto en cuestión el sentido, aparece la pregunta por la creencia. ¿Se puede creer todavía en la literatura? Por cierto ¿Se puede creer? Parece ser la pregunta de estos días (…) Obstaculizar la creencia, una meta de la literatura de izquierda”
 En la era K la izquierda política fue la gran perdedora. Otro tren. Otra repetición, otro trauma. Preguntarse cómo narrar después de la pérdida de inocencia de la narración es lo mismo que preguntarse cómo hacer política después del 2001 y de la pérdida de inocencia luego de la caída del muro de Berlín. En argentina parece que el 2001-2010 fue la lenta caída de ese muro que nunca tuvimos tan evidentemente frente nuestro.
A todo esto: ¿dónde estás Damián? Lo único que nos dejastes son, como le cabe a todo militante de las letras, palabras y palabras…
“Hubo una época en la que leía libros para escribir libros, ahora leo periodismo para escribir periodismo… ¡Ah, quelle décadence!...”
(Última columna en Perfil de DT)

[1] En su última columna antes de dejarnos DT señalaba, quizá como señuelo, que “el dadaísmo sí es uno de “mis” temas”. http://www.perfil.com/contenidos/2011/04/30/noticia_0007.html

jueves, 19 de mayo de 2011

LectoChupi 20.5 El GROTESCOREALISMO


¿Esto no se puede leer en la escuela?

Aproximación distante y con barbijo al Realismo Grotesco en el Nivel Medio, terciario, universitario, postu-niversitario y pospostu-universitario.

La idea es compartir experiencias de lectura y escritura en nivel medio y terciario a partir del cuestionamiento al sacro canon literario en uso hecho por un grupo de… (ver al final). La  puesta en tensión de la conformación y el carácter restrictivo del canon imperante a partir de textos enmarcados en el Realismo Grotesco, Atolondrado, Gronchesco Destartala y Tar tar tar tarmudeante…
Abordaje de este Realismo Pecaminoso para la discusión sobre lo no dicho, el caos, la transgresión, la irrupción de lo oculto, lo negado, lo prohibido.
El rescate de la capacidad subversiva, rebelde y liberadora de la risa que permite el entrecruzamiento de piernas entre alumnas y alumnos, alumnos y alumnos, alumnas y alumnas, alumnas y docentes, docentes y docentes, docentes y docentes y docentes y docentes, docentes y directivos, directivos y funcionarios, y funcionarios y funcionarias,  funcionarios y dirigentes sindicales de Aten provincia, dirigentes sindicales de Aten provincial  y gobierno provincial…

Abren el debate y la Lectura:
Leandro Carlos Uteda, Nadia Tamara Padrón Abreu, Carolina Andrea Montes Moscoso, Mirta Nelly Rogaczewski y Stella Maris Lamela; 
estudiantes, profesores/as/os/us/ji/ji/jis de letras y de Cs. de la Adecuación de San Martín de los Alpes…

Lectura Abierta para todo público…
… Estarán presentes E. Galeano, P. Coelho, I. Allende, K. Gibran, R. Bach, Sor Juana… y otros autores grotescos.

Viernes 20/5….21:30 hs… o clock.
Local 8300. Dgnal España 169.

Entrada libre más no gratuita: 1 vino, dos cervezas o certificado de pobreza homologado por la Anses.

martes, 10 de mayo de 2011

El Retorno de la Risa Ladina

Libro veraniego para pasar el otoño



                                                                                                                                                                                                                                      

viernes, 6 de mayo de 2011

Haroldo Conti: PREMIO y CONDENA

A propósito de Mascaró, el Cazador Americano
por Humberto Bas

Es extraño el itinerario de Mascaró, El cazador Americano, quizá la mejor novela de Haroldo Conti, y más quizás aún, una de las mejores novelas publicadas en la década del 70. Una novela asiduamente leída, que estaba llamada para conformar un clásico, desaparece de repente de la consideración de nuevos lectores/as, y queda simplemente en al retina de quienes la leyeron cuando entonces.
Intentar comprender este fenómeno, implica intentar comprender el itinerario o los modos en que en diferentes épocas se lee o se vivencia la actividad artística.
Si existe algo que pueda llamarse Política de la literatura, ese algo debe ser diferente de la Política de la política, pues cuando ambas Políticas se funden, una de las dos, o ambas se neutralizan.
Algo de eso quizá fue lo que sucedió con el Mascaró… de Conti.
Publicada en 1975, corazón de los años 70, y premiada en el mismo año por Casa de las Américas, la novela estuvo condenada a no ser leída de otro modo que políticamente. A eso contribuyeron la militancia política del autor y cierta peculiaridad de la trama de la novela.
La cuestión aquí, no es rechazar una lectura política de la literatura, sino objetar que la misma se agote en la búsqueda de alegorías y de mensajes constructivos, como si la razón final de la literatura fuera el de aportar argumentos “más bonitos” para ciertas causas. Tal como hoy ocurre con el uso abusivo de los textos de Galeano. Como si Galeano fuera el libretista de los argumentos político de la militancia.
Esta concepción, acorde con la idea de “ la literatura al servicio de..” reduce a la experiencia literaria en una práctica mecánica y a los libros en particular a una especie de manual prescriptivo de la acción.
He ahí donde la Política de la política (la de izquierda) se funde con la Política de la literatura y la fagocita. No se hace otra cosa cuando se contrabandea la pregunta típica de los programas partidarios y de las asambleas a la lectura del libro: ¿cual es la propuesta?
Uno, puesto en el lugar del libro, se desconcierta. Tartamudea, y se plantea: ¿acaso tengo que proponer algo?, o peor aún, ¿no era obvia la propuesta? Cualquier libro que se precia de ser libro se niega a responder preguntas por fuera de su ser libro. Un libro explicado es un libro a medias, y un libro a medias es cualquier cosa, menos Libro.
Se escribe en una época y se lee en varias. Conti escribió en esa época donde, en muchos casos, la tensión del escritor era la tensión del militante. Algo quizá desconocido para un escritor de nuestra época. Y rastros de esa tensión se nota en Mascaró... Se lo puede ver en la gestualidad concesiva, guiños que a la luz de una lectura actual (también epocal) resultan innecesarios. Allí está Oreste, el personaje principal, cambiando su historia, dejando todo atrás, fundándose a si mismo en ese pueblo costero de Arenales, esperando la llegada de un barco llamado El Mañana, que lo llevará a otro lugar; está el Circo del Arca y su deriva por pueblitos ignotos dejando a su paso esperanzas y rebeliones. Seguramente episodios y escenas en el que el lector epocal puede vivenciar sus expectativas por interpósitos personajes. Está, en ese fraseo puntilloso y preciosista de Conti, como al boleo una que se repitió hasta el hartazgo en las citas: Si uno se suspende en la punta de los pies el mundo se alarga unos metros.
¿Cual es la Política de una Literatura entendida así? Acaso la realización de los sueños en la fantasía, acaso el encuentro de nosotros con nosotros mismos (hoy sería de uno con uno mismo) en un escenario donde ya está todo dado y sólo habrá que alcanzar el final que es la conciliación. ¿Y si fuera así, en qué se diferencia esta Política de las tan menospreciadas telenovelas venezolanas?
Y qué hay de esa sensualidad festiva, esa dilución amorosa del narrador en el paisaje y en los personajes, esa levedad que inunda la escena y sobrecoge desde un estilo propio (¿diletante?)?, ¿qué es de esa prosa que prioriza los sentidos, que hace brotar sensaciones raspando letras, donde la música y el olfato y el gusto trasiegan la experiencia de lectura?, ¿qué hay de ese pueblito lumpen como Arenales que vegeta en armonía con el mar, de Cafuné cuya vida es soplar y soplar la flauta de hueso, de la sensual Pila de entrepiernas aquiescentes, qué de todo ese batifondo en el que deviene el Circo del Arca, una alquimia altisonante en el que los que ya son desparraman el querer ser de los que aún no llegaron a ser?
Mascaró no se agota ni en esta ni en ninguna lectura. Lejos de las inmediateces que imponen los contextos, queda cierta “esencialidad” de la práctica literaria, aquella que es irreductible a la simplificación de la Política de la política, y en la que resuelve su propia Política, o sea, su peculiar forma de ser revolucionaria.

martes, 3 de mayo de 2011

Mega Presentación Libro Ariel Petruccelli I

El jóven e imberbe Petruccelli

Colectivo El Fracaso,
en la Reinaguración del Ciclo de Chamullos y Lectochupi 2011, presenta...
Materialismo Histórico
 Local Periódico 8300
Dgnal España 169- Neuquén
Viernes 6/mayo/2011 
21 hs.
 ENTRADA LIBRE, GRATUITA Y LAICA (PARA QUIENES LLEVEN UNA BEBIDA PARA COMPARTIR)
ABSTEMIOS ABSTENERSE


domingo, 1 de mayo de 2011

HACIENDO LEÑA DEL SÁBATO CAÍDO


 (extracto del análisis de Bardamu en mínimas)
SÁBATO O EL ETERNO OFICIALISTA

La trayectoria y relaciones con el poder por parte de Sábato están documentadas y cualquiera con un mínimo afán de verdad puede recurrir a diarios, entrevistas y libros que desmienten la construcción de paladín democrático que la operación Sábato pretende imponer a la sociedad argentina. A saber: